PARA SER EMPRENDEDOR

Por: Carlos Cevallos
Mucho se ha hablado y escrito de las cualidades que se requieren para iniciar una empresa; sin embargo relevantemente pudiéramos destacar tres de ellas bajo la consideración de que el ser humano desea emprender por una inquietud de creatividad y de formarse para sí un mejor estilo de vida y posteriormente de riqueza personal.

1) La audacia: necesariamente es una de esas virtudes que requiere el emprendedor; pues la misma entraña ese carácter y determinación que le permite afrontar diversos riesgos, que oscilan desde la disposición de su tiempo y sus capacidades hasta la posibilidad de perder el capital. Pero es elemento indispensable, no se puede emprender sin ser audaz; no se puede emprender sin atreverse y sólo los que se atreven entran a la posibilidad del triunfo empresarial.
Para tener la posibilidad de triunfo, primero hay que estar en ese escenario y eso requiere de definir con claridad el producto y/o servicio que se va a ofertar a un mercado en particular, es decir, perfectamente segmentado, identificado y acorde a la necesidad que pretende satisfacer el producto y/o servicio ofrecido.
La audacia tiene que ver también con la percepción de las personas, de las cosas y en general de las tendencias del mercado. De esa percepción e intuición surgen las ideas que después trataremos de llevar a cabo.
2) La constancia: se forma de la tenacidad (1) y la disciplina refiere a mantener claros los objetivos y las metas de la empresa desde un punto de vista estratégico y en el trayecto a la posibilidad de ir modificando cuestiones operativas o tácticas que nos permitan acercarnos más rápida y efectivamente al objetivo estratégico.

1 Debe distinguirse que el concepto de tenacidad no es sinónimo de terquedad, pues este último necesariamente excluye el razonamiento lógico y atiende a sentimientos o pasiones cuando la constancia incluye la racionalidad en la persecución del objetivo y por lo tanto la posibilidad de cambiar conductas sin perder de vista la meta final.

Toda meta en el mundo del emprendedor, entre otras, incluye la generación de utilidades y la creación de riqueza, pues ese es el legítimo sentido de crear una empresa que por su naturaleza es con fines lucrativos. En el camino de la persecución de las ganancias el emprendedor se encontrará con diferentes pero siempre permanentes obstáculos los cuales, enunciativa pero no limitativamente, vendrán desde el ámbito interno en cuestiones del propio desarrollo del producto y/o servicio, recursos humanos, recursos materiales, distribución, logística, etcétera. Y en el ámbito externo principalmente de las fuerzas del mercado, competidores y relevantemente del marco regulatorio al que debe someterse la empresa creada, siendo de especial cuidado las cuestiones de orden tributario.

3) Equipo de trabajo: nadie triunfa por sí mismo, es indispensable la conformación de un gran equipo de colaboradores que tengan empatía y comprensión hacia el proyecto e inclusive convicción. El líder y emprendedor deberá tener además, por sí mismo o a través de diferentes técnicas, la capacidad de comunicarse efectivamente con su equipo y ellos de responder; es tan elemental como emisor – mensaje – receptor – retroalimentación.
Proyectos interesantes se diferencian en el éxito o el fracaso por la forma y el fondo en que se comunican las personas de la empresa, la comunicación precisa y oportuna hará del equipo un cuerpo eficaz con capacidad de respuesta, y en sentido contrario, la comunicación inoportuna e imprecisa hará un equipo disruptivo con los objetivos de corto y largo plazo de la empresa.
Lo anterior sí es la diferencia para concretar o no los productos o servicios que se ofrezcan al mercado. El equipo de trabajo indiscutiblemente es una de las armas más poderosas de la competitividad e inclusive podemos atrevernos a suscribir que sin un equipo de trabajo eficaz no tendrá competitividad la empresa en un mercado demandante de calidad en los bienes y servicios.
Delicado resulta siempre el proceso de reclutamiento y selección de las personas que van a colaborar en el proyecto y la empresa; errar en la selección significará el desperdicio de recursos y tiempo, pues la persona que se incluya al equipo y
resulte ineficaz en su desempeño, eventualmente tendrá que ser excluida, habiendo dejado para el proyecto o la empresa un costo y un tiempo que no fue productivo, en otras palabras, una pérdida.

Conclusión: respecto de los tres elementos básicos que hemos analizado en este breve artículo para las cualidades que debe tener un emprendedor, podemos decir en síntesis que los tres son simbióticos, y por lo tanto no podrá subsistir el emprendedor ni podrá ostentarse como tal si no logra conjugar y desarrollar armónicamente estos tres elementos, pues son indispensables al principio para la sobrevivencia de la empresa y posteriormente para su desarrollo y éxito.

Ciudad de México, mayo 2020.

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